lunes, 24 de octubre de 2011

Alquimia de ciudad




Adonde sea que me lleve esta búsqueda, no me llevará más allá de los límites de la ciudad. No hay otra forma por más de que lo piense. He pensado en cualquier transformación: todas alquimia de ciudad. Nunca seré un druida, aunque toque el pasto con las manos, aunque se me meta entre los dedos. No vale la pena pensar en las posibilidades de la naturaleza, ya no, ya conocí los puentes. Tengo un pie en medio de los relatos de callejón, el otro en la avenida. Si tuviese más pies, quizás, pero tendrían que ser tantos. Uno para los balcones, otro para las terrazas, cientos para las cornisas, otros miles para cada bus, para los bares y para bailar la dichosa música electrónica. Para saltar las divisiones entre baldosas y calzadas, otros tantos. Por supuesto, sinfonía de ciudad. Luego de tener un pie en cada baldosa podría pensar en cruzar el límite, entonces si los árboles, el agua, cabalgar bajo el sol ardiente en otro tipo de ritual, el peyote de Artaud. De cualquier manera será otra manera y no mi manera, para eso tendría que volver a nacer entre los lobos. Ahora tengo soñar con los parques. También puedo ser un mago, ilusionista de edificios, desaparecer entre alcantarillas y hablar con los animales que me entienden, los robados a lo salvaje. Es posible convertirse en gato, en perro, ser un canario y picar el metal, olfatear la basura y aún así recibir tu caricia.  


Existen distintas calles, distintas carreras, no caminos sino encrucijadas de esquinas y semáforos. Hay tanto tiempo para echarle una mirada a los carros, a las vitrinas de los buses, para eso existe el amarillo. Se puede ver quién viene y quién va. A la mitad de la cebra puedes estar tú. Mírame con cara de silencio. Estoy buscando el silencio.

No conozco el nombre de la autora de esta imagen pues es anónima
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sábado, 22 de octubre de 2011

Soy un bohemio sobrio



Soy un bohemio sobrio, estoy harto de la noche oscura y el sol impertinente.
Camino por las calles con rumbo pero sin destino, con casa y sin hogar.
No parezco un perro vagabundo pero le aúllo a la luna encendida,
Persigo estrellas en el día y se me olvidan las noches.
Dejé de alucinar hace unos días cuando me mordió un unicornio,
Cuando atravesé una puerta cerrada y deje abierta la ventana.
Muchos barcos quise navegar y todos me dejaron,
Me quedé atrás en el mundo, se me rompieron las alas.
Soy un bohemio sobrio, el alcohol me tiene harto.
Sus gotas me resbalan aunque no mucho las he probado.
Me separé de la resaca una mañana
En que el dolor de cabeza no me dejó disfrutarla.
Descubrí que puedo alucinar sin embriagarme porque estoy embriagado de mi mismo,
Descubrí que la sobriedad me embarga delirante y en éxtasis me lleva.
Se me acabaron las madrugadas y solo veo estrellas.
Una de ellas fugaz me prometió un deseo, le pedí que se largara a molestar a otro.
Cansado estoy de sueños y deseos, vivo el ahora.
Mí ahora murió ayer y nace mañana, por eso estoy perdido y no encuentro la placa.
Drogas he visto muchas en la vida y la vida misma es la primera,
Parezco adicto y me lastima, me inyecto mañanas cada día,
Inhalo polvo de cosmos pasajero, pongo en mi lengua cada noche cerrando
Los ojos a la vida y escapando a sus brazos desesperados.
No volví a amarrar mis zapatos porque me quita tiempo de caminar,
Por eso caigo tanto y me burlo de mi sangre.
Ya pasaron mil años y no sé que hora es, creo que olvidé
El pasaporte y estoy detenido.
Soy un bohemio sobrio, delirante y pernicioso.
Me enamoré del odio y él se enamoró de mí porque me odia.
Encontré en cada mirada dulzura, por eso no quiero que me miren.
Odio la vida y ella me odia a mí.
Me encantan las huellas, miro el barro y quisiera comerlo,
Me encantan tus historias y me pierdo en el deseo.
Estoy harto de ustedes y no respeto el anhelo pero anhelo que se respeten
Perdí mis cordones y no me entran las botas, tendré que arrastrarme.
Un bohemio sobrio no pretende, solo ignora,
Paso a tu lado y no te miro… No te enojes, es solo que no me importa.
No les pido que lo entiendan, me da igual.
Compréndanlo, soy un sobrio vagabundo, destapen esa botella que la quiero desperdiciar.
Sírvanse mas vino, sigan que yo no me he puesto los zapatos,
Y se me esta acabando el camino.
Vamos, amigos, encendamos otro cigarro y veamos como el humo nos muestra
Un mundo mejor.
Un sicótico restringido, me encanta la música y con ella, cada noche, muero.
Me resbalan las lágrimas y me sangran los oídos, soy un fanático enfermo.
Si, todos lo vemos, como me escurre el cabello y las pupilas tiemblan,
Alrededor de la fogata de una pantalla encendida.
Sigo sonriendo, estoy odre de palabras y las carcajadas me pesan.
Soy un bohemio sobrio, la educación es patética.
Me alegro de que te guste el sistema, yo me agacho y paso por debajo.
No es que sea rebelde, simplemente me quede por fuera,
Ojalá fuese parte de él, tal vez así me seria legal vivir.
Sigamos cantando, dame otro beso y mátame ya.
Ya me aplastó la montaña, me pisó una vaca y me cansé de empujarla,
Brindo por ella.
Vagabundo, vagabundo, vagabundo,
Ah, si, lo acepto ¡soy inmundo!


***
Me parece hermosa la basura, ¿a ti no? Pero si vives entre ella.
Respiro odio y es tan fresco que me extasía,
Déjame abrazarte que ya todo pasó.
Si, aun sigo sobrio, aunque no lo crea, un profesor (quien profesa)
me enseñó lo que no es desvariar,
Yo le creí, tomé apuntes antes de que perdiera toda la conciencia.
Me quiero acostar pero un par de lobos no me dejan pasar, 
siguen bebiendo tranquilos su te,
Y me siguen llamando para que me siente con ellos.
Esperen, muchachos, ya me quité los zapatos.
Sigamos cantando, dame otro beso y mátame ya.
Dame otro beso, es lo que quiero, dame otro, ah, y no lo olvides ¡mátame ya!
Sin trucos, solo me derrito con mis juegos constantes, es difícil esto de estar sobrio.
Bohemio y enfermo, me fascina el sonido de un piano escandaloso y perdido.
Nunca entro a tiempo pero salgo puntual,
Debí haber cerrado la ventana, ahora me queda solo la puerta.
Puertas, tantas puertas que solo me da la gana verlas.
No quiero abrirlas, prefiero abrir un hueco en el suelo, hace mucho calor.
Camino por las calles y me tropiezo con las palabras.
El polvo es mi amigo y mi confidente el suelo,
Ellos me entienden porque todo lo ven llanamente bien…
00:00 me entregas tu traición, esta es mi noche de placer.
Te quiero, te amo, te extraño, te mato; olvida lo último, solo te amo, o te mato, escoge tú pero hazlo ya.
Mi corazón esta cansado, es de madera y algodón, se quema y absorbe,
Es hueco y astillado.
Tengo un corazón en rehabilitación, es insano y malcriado.
Insisto en hacer rimas con el viento, con esas voces que no están,
Estoy buscando cómo poner un gesto feliz en mis pestañas,
Pero no me alcanza el azúcar ni la sal para la mezcla perfecta
De contrarios que se atraen.
Dame tu sonrisa, que tu eres la sal en mis flores.
Necesitan de tu ebria dulzura perdida: delira conmigo,
Eso es lo que quiero, vamos muchachos, sírvanme mas vino que no me he puesto los zapatos.
Pon mi cabeza en el sofá que quiero ver las tablas en el techo, soy un bohemio sobrio
No me tienen que cargar hasta mi casa, no me quiero ir todavía.
Entréguenles los restos a mis aves, tal vez así por fin pueda volar.
¡Que no! No quiero soñar, es en serio.



No puedo parar de sudar, parezco un brujo en hoguera.
Amo los libros, pido a gritos filosofía. No me importa quienes pensaron ni que pensaban,
Solo me interesa que piensen y que lo sigan haciendo.
Escribí mis palabras, a nadie le gustan,
No es que no sea nadie para juzgarlo, es solo que no sé quien soy.
Estoy bien vestido, bien alimentado, estudiado pero mi alma quiere indigencia.
Se que no debí haber escrito eso, es absurdo y no es gracioso, es real, es hermoso.
Soy un bohemio embriagado de amor y odio, no tengo dios, Nietzche le hizo la vuelta,
Creo que lo hizo mal y se fueron a pasear.
El existencialismo y la fe se hicieron amigos, la misantropía y el filántropo se enseñan porque al fin y al cabo, yo no seria nada sin ustedes, malditos desgraciados.
Ya no tengo ideologías, no pertenezco a ningún grupo ni movimiento, el mundo esta muerto pero pudo asistir a mi funeral.
Tengo insomnio de vida, yerro como hobby, y juego a resucitar mi alegría.
Somos un cataclismo andante, los que pertenecen a mi raza,
Que están extintos y olvidados.
Un día tomaré una piedra y se la lanzaré a la injusticia,
Soy un idiota intelectual, es mi pasatiempo.
Sigue haciendo preguntas, yo sangro respuestas,
Pero si es así, me encantaría morir desangrado, frío y rígido.
Soy un bohemio sobrio, no poseo ninguna verdad y no me importan las mentiras.
Soy un ebrio cuadriculado, que venga el próximo tequila,
Que aun así no lo voy a beber.
Un adicto a la droga del desentendimiento y experimento de la perfidia.
Amo y señor de la envidia, que no es mía pero conmigo practica…
Todo lo trasciendo, me da igual, y eso es lo que importa.
Soy en bohemio sobrio y ¡estoy ebrio de la vida! 








***Fotografía "Caminando por el Cielo"  por ferminius

miércoles, 12 de octubre de 2011

Catoblepas II



He perdido todo. Todo lo que me emocionaba se ha marchitado, todo lo que era fuerza ahora es una mezcla de nostalgia y arrepentimiento, todo lo que soy es tristeza, es soledad, es pérdida, todo lo que soy es dolor. Hace tiempo me embarqué en un viaje y me perdí, llegué ebrio, completamente ebrio de colores y una imagen indescriptible, una sensación mágica de futuro, estaba motivado. En la oscuridad conocí mis vicios y me bañaron en un vómito negro, del más hediondo alquitrán que pueda brotar de mi cuerpo en llamas, un cuerpo descerebrado y abandonado. Me ahogué, estoy ahogado, estoy muerto, estoy triste, estoy muy triste, fracasé, no tengo nada y quiero gritar. Solo una vez tuve la libertad de no ser humano y la perdí, fui una bestia, fui el viento de una tormenta y corrí salvajemente por lugares que no recuerdo, perdí el control de mis sentidos y me uní al pasto que crece marchito en tierras áridas. Todo lo que puede haber de salvaje en el mundo estaba en mí, en mi rugido de monstruo liberado, era una bestia, una vez fui una bestia. Cuando desperté de la muerte tuve miedo, lloré y me arrastré pidiendo ayuda. Ahora, mi único deseo es volver a sentir lo mismo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Morfeo



Morfeo, vuelvo a ti justamente como vuelvo a ti. Tu casa es mi casa y allí no veré más que reflexiones y refracciones, pantallas etéreas que flotan y se resquebrajan girando sobre su propio eje.

Morfeo, vuelvo a ti en la soledad con la sombra infinita del tiempo y la muerte, en un sueño hipnótico de furia y vaivenes danzantes de nubes y péndulos encorbatados. Las letras giran con los rostros brillantes por mi ignorancia, sus caras de sol distante que abrasa al mundo con irrevocable certeza de su lazo.

En medio de tus paredes, Morfeo, he soñado y he gritado, sediento.

 -Solo quiero dónde estar a salvo, ¿sabes? Que me abracen y muera, que el calor de tu cuerpo sea el final de las noches y los días. Quisiera que tus palabras fuesen una implosión para que al capturar los objetos con las redes del lenguaje todo se consuma y haya silencio absoluto, oscuridad unánime. Ojalá pudiera morir varias veces en la vida. Arráncame la vigilia.

Arrollaré, cabalgando, ebrio del calor palpitante de nuestros cuerpos, todos los cuerpos, los que me rodean, sepultándome, mientras nos fundimos en grito de fuego. Que mi voz sea, por si misma, toda revolución, aun cuando gruña como una bestia, aun cuando ruja como el mar, aun cuando no sea humano y mi timbre de acero rechine en el vacío.



Dejad que los dioses vengan a mí.

jueves, 6 de octubre de 2011

Con o sin Natalia


Ya pasaron... 15 días. Es mucho tiempo esperando, teniendo en cuenta que no quiero esperar más. La probabilidad de verte de nuevo es una infinita dicotomía, Natalia. No hay mucha diferencia entre el 50/50 y el 100%, podemos verlo en la historia del pensamiento. Ha sido siempre así; como si todo lo que existe pudiera medirse a partir de dualidades: el bien o el mal, Dios o Satán, comunistas o capitalistas, rojos o azules, negros o blancos, ricos o pobres, hombres o mujeres, sacro o profano, sopa o seco, gaseosa o jugo, racionalistas o empiristas, esto o aquello, sin Natalia o con Natalia, vivo o muerto, el espejo o yo. Tal vez lo de los negros o blancos no funcione mucho dado los morenos, trigueños, mestizos, mulatos… que mas da, todos son tipos de gente, qué se yo y todo es lo mismo a fin de cuentas, la única diferencia es con o sin y la síntesis es que falta algo, siempre falta. Todos los días despertamos y falta, falta algo, como si contásemos el tiempo prometiéndonos que terminará. ¿Qué otro motivo puede haber para contar el tiempo sino es para saber cuando se acaba? Finalmente, el círculo tiene un principio y un final aunque reinicie. Lo inventaron infinito porque nunca llegó lo que faltaba, hay que esperar cinco minuticos mas. Creo que a todos nos falta una Natalia… Natalias para todos, en muñecas inflables y en helados con forma de Natalia, libros sobre Natalia, películas de Natalia. No podría decir que ella no es el secreto del universo, a lo mejor es por eso que el sol brilla o hay agua en polvo, agua con o sin Natalia. Puede que haya sido el secreto de mi universo y puede que me este llamando ahora mismo.

-Aló?



  

Astorica


Milea monia aromela liduana
Ele coruma o lendra
Rolifúgia quere ti mos
U liferia corfúlea.

Írcudo?
Cresto le farisa
O lifusa
Lifera
Monia milea astorica.
Us mis comprula i
Porcolosta yus salotímica.



miércoles, 5 de octubre de 2011

Nube Oscura


Purpureas ondas de tela rota
Arrolladas pieles de flores
Caminos de sonora infancia
Pendientes dentadas
Vidrios irrompibles, destellos fractales.

Su presencia como chicle,
Melcocha sagrada, se derrite
De violáceo vacío y caluroso
Reposo.
Amontona tus ojos, pequeños gozos,
Amontona con cariño el pudor
De los malvados años.
Orificio trémulo que revienta espejos.

Suben bajan aguaceros blancos,
Nube oscura.

La niebla


Me estoy tragando el humo, estoy escupiendo una babaza espesa, estoy llorando y moqueando pero quiero tener los ojos abiertos. Una bomba. Se están reventando dentro de la niebla, más allá del umbral. Sus voces rebotan, todos gritan. Otra bomba. Están vestidos de guerra. Es el levantamiento de la basura, las bolsas negras brillan aún en la espesura. No me atrevo a mover las piernas, no reconozco a quien pasa corriendo a mi lado, no lo entiendo. Dos, tres bombas. Se escucha un movimiento de fuerzas invisibles como las arengas de los que están de mi lado.

Éramos un gusano largo y gordo, cientos de patitas removiéndose acaloradas, sin rostro, gritando. Nos retorcíamos en una fiesta llena de valentía, comparsa, unidad, éramos imparables. Arrastramos nuestro cuerpo, la inmensa cola y todos los ojos hasta el límite de nuestra tierra, listos para defenderla. Brotaba de la espalda cada una de las venenosas espinas de nuestra clase. Al sonido de la primera bomba, el gusano abrió su bocaza y rugió más fuerte que la bomba misma, brotó el aliento ígneo hasta que se le respondió como se le responde a un enjambre furioso: con humo. La primera humareda la trajo un disparo, la segunda llegó con el viento. Noté, entonces, que el gusano era un agolpamiento de larvas y se desmembró en la carrera desesperada de todas ellas. De repente, estábamos ciegos. Escaparon, muchas de ellas escaparon.

Sin embargo, yo me contuve, resistí y volví a abrir la boca. Yo solo soy un gusano. No gruñí, no rugí, no me revolqué, le di un trago hondo a la pimienta y al oxígeno, dejé que la neblina me abrazara. Otros avanzaron – yo no – y otra bomba, otra y otra y otra bomba. No escucho a enemigo alguno pero veo regresar a los que no resisten. Se arrojan al pasto como perros y lo arrancan, lo huelen; están jugando entre estertores. Retrocedo, ya no aguanto más. He llorado tanto que me estoy ahogando con esta saliva tan espesa. Mientras me alejo me voy quedando solo, completamente solo y con los ojos cada vez más irritados. Me arde la nariz, la laringe, los pulmones se están quemando, en la retirada me tragué nuestro fuego. Entre árboles algunos encienden hogueras y se reúnen, se aprietan los hombros entre ellos, se amarran bien los trapos a la cabeza, se cubren la boca y lanzan otro grito, un único grito y con el paso de un ariete se dirigen al umbral. Ya no puedo abrir los ojos, tengo que alejarme del sonido, acercarme más al eco. Puedo ver ya el día, el cielo. Vuelvo la mirada y está allí, acercándose muy despacio la voraz niebla.

Rendido, me siento en el suelo. Junto a mis manos pisan algunas pocas patas que marchan, como si no vieran. Allá van, gritando, los estudiantes. Explotan mil bombas. No es mucho lo que puedo ver en lo poco que queda de aire fresco. Ya no puedo ni podré ver al enemigo, nunca de frente porque estoy vivo. Así que odiaré a esta niebla que los hizo desaparecer. La niebla se los tragó mientras la cortaban, sin poder darle muerte, con los puños en el aire.


Fotografía extraída de www.metiendoruido.com
Especial Gráfico sobre el 25 de agosto en Concepción


Mi silencio


Vivo triste… Este mundo




El dolor
Que alivia

El miedo que
Alienta

La soledad que
No me deja

Mi silencio

El olvido

Aunque no haya                     qué
Decir

La halegría, Horacio… Esa letra
Empedernida

¡Tienes ese espíritu que me enamora, palabra! Quiero
Escribirte y entenderte, conocerte… Aunque estemos
En guerra


               ¡FASCISTAS!




Esos ojos que me miran ¿Dónde están?



Destruir, destruir, destruir, destruir, destruir, destruir,
Destruir, destruir