lunes, 22 de octubre de 2012

Laura en la Horca



Parte del proyecto Dime Qué te Cuento




Son apenas unos pasos antes del pedestal, Laura, unos pasos largos, una escalinata, un pie detrás del otro, un paso cada vez más arriba. Luego, los pies en el aire pero no caes, te quedas flotando a nuestro alrededor, ida, distante, colgada. Existen unas cuantas salidas, una cuerda, una cuchilla, una vida, el dolor que no se va. Te quedaste conmigo, Laura, te quedaste sentada detrás de mí con la risa cerrada por los labios, la caricia del viento por la ventanilla, te fuiste con ella y no te llevaste nada. Y siento decir, me duele, me ahoga decir, que no dejaste nada para mí, Laura, ni para mí ni para nadie. ¿El recuerdo? Eso es el olvido, es la memoria que se transforma; el color de tu piel, el amarillo tostado no es el tuyo, no es nada. Quizás pensaste en mi al amarrarte al techo y morir, quizás pero lo más seguro es que no, pensaste en el otro  extremo de la cuerda; ¿Aguantará mi peso? ¿Sabré morir, sabré estar colgada hasta el último aliento? Tu no sabes estar muerta, no lo sabes porque no te vas, estás aquí, decídete a irte o vuelve, vuelve a la vida, resucita y cuéntame dónde has estado, cómo tambaleaste, cómo te ahogaste, dinos algo de tu infortunio infinito y devuélvenos la oportunidad de tener la respuesta.

Si tomas la decisión de irte, llévanos a todos, no nos dejes esta juventud mediocre, tráenos algún sueño, Laura, no te vayas, por favor. Dentro de mis entrañas pasajeras me estoy muriendo. Lentamente el tóxico ha penetrado en mi piel para expulsar una frenética sensación indefinible, ahora el veneno envuelve las ataduras del alma, logrando expulsar la esencia de mi ser con un grito sediento, escupiendo sangre, vomitando alquitrán, tosiéndote hasta que te quemes y se borre la cicatriz. Cuando el veneno me consuma sabré que habrás olvidado al mundo, estaremos cerca solo porque me cubrirá el mismo cielo que alguna vez te cubrió, las mismas estrellas alumbrarán mi huida, me verán y las injuriaré por no haber salido a tiempo, por verte ya demasiado tarde en la noche de todos los muertos, cuando hasta el sol se está derrumbando. Beberemos el mismo trago amargo y moriremos juntos, algún día, en la vejez de nuestro espíritu que se apaga, cuando ya no queden voluntad ni ganas, ni deseos, ni sueños, cuando ya no queden Lauras, ni amigos, ni yo mismo dándote la espalda en un bus infante.

Laura gira en un espiral de agua, Laura toca lo etéreo, Laura está colgada en una horca, Laura se ha ido y no me ha dejado nada, ni a mí ni a nadie, Laura ha dejado a Laura, Laura se ha ahorcado, Laura ha muerto. Que nos repleguemos en la cueva, ignorando los reflejos, es apenas un indicio, una señal horrorosa de que lo que está asomándose nos asusta; no pude ver la sombra de tu cuerpo flotando contra la pared, no pude ver la silueta de tus piernas y tus largas manos agazapadas en el suelo, no pude desanudar la angustia de tu garganta, te hemos pasado la cuerda al olvidarnos, han pateado la silla y hemos caído al final de los ojos. ¿Qué cosas estas viendo? ¿Cómo nos estás mirando? ¿Cómo es que sentimos en las dimensiones venideras, alternaciones de colores y vibraciones sin rumbo? Acaso el remolino de drogas y experiencias acumuladas con rabia o alegría, ambas azotándose la cara hasta descubrirse definitivamente, rasgadas por la sangre, con los huesos saludando al amanecer. No dejes que el ácido te corroa la muerte, no permitas que la culpa o la determinación abran la mano con la banalidad en evidencia, que si ya estás muerta, empieza a morir, solo hay una muerte en la vida, hay que aprovecharla, Laura. Muere con todas las ganas, que nadie te diga que no puedes hacerlo, que los que han fracasado no te desanimen, nada tiene el poder suficiente en ese mundo para destruir tus sueños, muere, Laura, muere durante toda la muerte y sé feliz. No me escuches llamándote, ignóranos a todos y da un paso más, resiste los embates de la vida, de los idos y de los que te vieron partir. Abandona estas tierras, encuéntrate a ti misma, olvídate del miedo, no hay orgullo más grande que el de derrotar los límites, vete y muere otra muerte distinta, todos nos hemos ido y la verdad está en la frontera.

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