viernes, 23 de septiembre de 2011

Alicia viste de negro







Con los ojos mustios,
En un rincón del bus, de pie,
Alicia tiene el pelo atado y
La mirada al revés.

Está aplastada por la gente,
Está atrapada en la puerta.
Toma sorbos de aire y se cierra la chaqueta.
Detrás de ella hay un joven
Con los pies torcidos,
La maleta en la boca,
Le salen cables de los oídos.

Alicia no puede moverse,
Se le está clavando un tubo en la pierna
Y el tipo insiste en recibir las vueltas.
No va a mirarle la cara,
Hay que despistar.
Aunque la incomode
Falta mucho para llegar.

Alicia se hace la indiferente
Por esta mala mañana
Tan llena de gente.
Si se hubiera levantado más temprano,
Si se hubiese dormido a buena hora,
Si no se le hubiera acabado la comida,
Si le hubiesen pagado a tiempo,
Si no hubiera llovido,
Si no faltara plata,
Si no hubiese nacido.

Le quitan la muerte en un brinco,
Abre los ojos y
Se encuentra con los de él;
-“Qué pena, perdón”-
El tipo sostiene un billete en la mano
Con que la tocó.
Alicia aprieta la boca y
Da la espalda otra vez.
Qué más da sino se puede correr.

Algunos dejan el bus.
El que está atrás suyo suspira,
Da un paso largo y se sienta.
No había podido verla bien y
Ella también lo mira.
Lo mira escribiendo y tuerce los ojos.
Él sabe que ella canta haciendo muecas,
Él sabe que todos los viernes viste de negro,
Él sabe que nunca toma ese bus,
Él sabe que ella no se sienta.
Sabe también que algo le duele,
Sabe que cuando sonríe esconde los dientes,
Sabe que tiene algo que hacer.
Ella se siente vieja.
Sabe que él sabe que no lo quiere ver.
Sabe que él sabe su nombre muy bien.



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