Ahora que estoy solo entiendo lo que significa pensar en la vida de los
demás. Cuando caminas en la noche sin un propósito en la vida, con miedo y sin
tiempo puedes preguntarte sobre el chico que cocina las pizzas en el
restaurante o el que espera de pie toda la noche en un negocio vacío. Antes no,
antes es parodia de literatura, es desdoblamiento ficticio. Ahora me lo puedo
preguntar porque yo también estoy al filo de la perdición, porque soy un
fantasma en la ciudad. Y todavía ellos atienden mi llamado, sirven mi mesa, qué
lejos me encuentro de la muerte.
Ahora que me lo pregunto, me pregunto si son como yo, si están allí como yo
estoy aquí y si podré estar donde ellos están. ¿Y luego qué, dónde nos
hallaremos? Si llego a ser uno de ellos,
uno de ellos deberá dejar de ser como es y convertirse en mí, quizás. No sé si
podremos compartir un espacio sin esta transformación. Pero no es que exista un
número limitado de roles, es que sería insoportable para mi dejar un vacío en
el universo. No es totalmente necesario que sepa cómo ser yo, porque yo también
podría aprender a preparar una pizza.
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