domingo, 25 de septiembre de 2011

Sino


Si no me hubieras prometido seguirme hasta la tumba, si no lo hubieras hecho no tendría que arrancar del suelo la tierra árida, no se me amoratarían las uñas, no me sofocaría la vigilia del sol, aquí abajo, donde el verano nos arrebató las estrellas. Velaríamos las nubes juntos, no comería rocas cada mañana, cada noche, no tropezaría con las raíces muertas de viejas vidas. ¿Cómo llegaste tan profundo? Si no hubiésemos jurado una y otra vez que nos perseguiríamos hasta el infinito, si no rayara el límite del mundo con el fin de tus días dejarían de sangrarme los dedos ya insensibles… el sabor a polvo, los ojos irritados... Seguiríamos el alba con la mirada y tocaríamos el aire con la boca. Si hubieras esperado, si lo hubieras hecho, si hubieras decidido seguir muerta en vida y no, en verdad, muerta. ¿Cuántos pasos hacia el infierno me cuestas? El aroma envolvente y tibio de las profundidades, ese aire de tu vientre… no me sangraría el alma. Si hubieras tenido paciencia, si me hubieras olvidado no tendría que cumplir tu promesa, no te buscaría en la tierra, te hallaría en la calle, en la tienda, en el café, en la casa, en mi cama. Si no hubiera caído no tendría que tocar la tapa de tu lecho, tocaríamos las hojas que caen, las gotas que golpean, me asomaría al balcón a esperarte. Si hubiesen resistido mas y no me hubieran dicho muerto antes de tiempo, si te hubieran mentido no vería tu rostro inerte, ya lejos, no tendría que cumplir mi promesa. Si no te amara tanto como para encontrarte no cubriría de tierra nuestro lecho, no te seguiría, como dije, hasta la tumba, no reviviría tu aliento en esta, la tuya y mía, ahora, nuestra sepultura.  

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