viernes, 23 de septiembre de 2011

El vino

Arranco y arranco con
Dolor innombrable,
Dolor nuestro, indecible,
Sanando con mi símbolo decadente.
Sacar del bolsillo la tinta seca,
El papel roto.

No es sino hasta el dolor,
No es sino hasta el llanto;
La sangre, la herida.
No es sino hasta la muerte;
El vino, la búsqueda,
Que hay melodía
Y versos de una poesía infinita,
Fuente trastocada
Con turbios ventarrones y peces evaporados.

Habrías desprendido motores aéreos
Y se habrían volcado turrones romeros,
En cascadas terribles,
Lluvia de cristales,
Vitrales de azúcar.
Levántame en oleadas de cabellos,
Una brasa azulada.




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